El escalón de la gran caida

En otra entrada ya os conté de la educación exquisita de mi suegra y lo respetuosa que es. Hoy os voy a contar la cosa que me ha hecho más daño en toda mi vida, y fue el comportamiento de mi familia política el día que nació mi hija y en días posteriores.

Durante mi embarazo mi cuñada estuvo hospitalizada y como ya os conté me obligaron a ir a verla, eso parecía un circo, más de veinte personas molestando a la pobre señora que compartía habitación con ella. En vista de aquello yo me pasé el resto del embarazo pidiendo por favor que cuando naciera la niña si no quería ver a nadie me lo respetaran, ya que cuando me encuentro mal no me apetece ver a nadie, ya he estado hospitalizada otras veces y no se lo he dicho a nadie porque prefiero que no me molesten con visitas.

Pues lejos de cumplir con mis deseos, cuando estaba en la sala de dilatación empujando ya para que descendiera algo más la niña y pudieran llevarme al paritorio, de repente se abrió la puerta y pasaron mi suegra, mis cuñados, sus tíos, sus primos.... ¿podéis imaginar algo más humillante? yo ahí abierta de piernas empujando y jadeando y que de repente entrara toda aquella chusma sin mi permiso!!!!!!

Bien, del susto que me dí y el cabreó que me pillé, el monitor empezó a pitar como un loco porque a la niña se le dispararon las pulsaciones --> taquicardia, porque claro la criatura notó que yo me contraía cerrando la salida (movimiento involuntario de mi cuerpo ante tal atropello).

La consecuencia que la niña se encajó en el canal del parto, no iba ni para atrás ni para adelante, yo que estaba a puntito ya de haber terminado tuve 4 horas más de parto de propina y finalmente decidieron cortar por ahí abajo para poder meter la mano y tirar de ella, con el consiguiente costurón que era totalmente innecesario ya que tengo un suelo pélvico estupendo y entrenado.

Sólo esto es motivo suficiente para odiarles a todos, pero os aseguro que tengo más.

Desde entonces no he vuelto a ser la misma....